¡Es algo asombroso!, nos comenta Enrique, uno de sus primeros descubridores, junto a la puerta de entrada.
Todos estamos ansiosos de poder entrar, pero él nos sigue hablando, como si no pudiera parar:
Hay una momia perfectamente conservada en su ataúd; debía de ser de un niño por su tamaño.
-Pero, ¿quién la descubrió? – le preguntamos las decenas de periodistas que le rodeamos.
-Roberto, un profesor del centro. Iba de excursión por el pasillo con algunos alumnos de 1º A, C y E cuando una pared cedió y apareció todo esto. Miren, por allí viene con alguno de sus alumnos ayudantes
Aprovechamos el momento para lanzarnos hacia él.
-¿Nos puede enseñar la tumba, profesor?
-Con mucho gusto mis alumnos, que han excavado todo esto, les podrán explicar.
Desde ese momento no salimos de nuestro asombro.
Los alumnos nos explican y nos enseñan algunas de las piezas más importantes, desde los obeliscos a la famosa balanza que se utilizaba en el Juicio de Osiris para pesar el alma y decidir su destino en la vida de ultratumba.
Hay también maquetas de pirámides, asombrosas máscaras funerarias hechas de oro y lapislázuli, con el ureus (la cobra real) sobre su frente.
Pero también amuletos y joyas, papiros y palmetas, dibujos policromados, el ojo de Horus.
La acumulación y calidad de los objetos es verdaderamente asombrosa, como nos decía Enrique. Tenía toda la razón; esta tumba es el gran hallazgo del año en el campo de la arqueología, y si estáis cerca de allí os aconsejaría que la visitarais, mejor si os acompaña alguno de estos alumnos de 1º A, C y E que las excavaron en las últimas semanas de este curso, bajo una ola de calor verdaderamente egipcia
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