Todo comienza como cualquier relación entre dos adolescentes. Algo bonito, precioso. Miles de detalles, sonrisas, quedadas y amor, mucho amor. Empiezas a confiar plenamente en él; crees con seguridad que nunca en la vida te haría daño.

Pero un día, le mosqueas. Has puesto un comentario en una foto diciéndole a un amigo que le quieres. Ya sabes, es un poco celoso y le gusta que solo se lo digas a él. No pasa nada, es una tontería. Tienes que ser más cuidadosa con estos detalles.

Poco tiempo después volvéis a discutir y se enfada. Pero claro, es tu culpa, le has vuelto a poner celoso. Bueno, no pasa nada, solo han sido unos gritos. Además, luego él  te ha dicho: no iba en serio… Es que en caliente... se dicen muchas cosas. Tienes que tener cuidado, ya sabes que no le gusta que te juntes con esa gente. Pero lo hace porque te quiere y quiere protegerte.

Al día siguiente, todo está genial otra vez, pero notas puyas. Bueno, da igual, es que ayer te pasaste. Y así un día tras otro.

Primero es un grito, luego un insulto. Pero bueno, él en realidad no lo siente. Es que te quiere tanto que no sabe cómo expresarlo. Y tú…, tú eres un poco desastre.

Tu vida comienza a convertirse en un ciclo vicioso de peleas, gritos, discusiones e insultos. Pero aguantas, porque le quieres. Y él también te quiere, ¿no?

Un día te prohíbe que vayas a un cumpleaños; tú no sabes que hacer. No te lo dice así, obviamente. Simplemente te dice que no quiere que vayas, que él quiere quedar contigo. Y…, bueno, vale, que si no se enfada. Tú terminas mintiendo a tus amigos, lo que una vez más te provoca ansiedad. Pero aceptas y quedas con él.

La bola va aumentando, tú vas perdiendo tu sonrisa, dejas de lado estudios porque no puedes abarcar todo lo que te está pasando. La ansiedad va aumentando, la angustia y el agobio van de la mano, pero le echas la culpa al instituto, a los exámenes. Esas cinco, cuatro horas diarias que duermes se deben a eso. No sabes ni si quiera lo que pasa; él te quería, te quiere ¿no? No entiendes nada, ¿será verdad eso de que todo es mi culpa como dice él? ¿Será verdad que no sirvo para nada y que sin él no podría vivir?

Un día se enfada muchísimo, está a punto de dejarte, pero te obliga a dejar de hablar por WhatsApp. Solo te deja hablar con tus padres y con él. Te dice que solo será por un tiempo, que necesita ponerse bien, que le has hecho mucho daño y que no confía. Ya sabes; te dijo que dejases de hablar a ese amigo y al final tuvo que coger tu móvil bloquearle y borrar su número. Y no hablemos de eso de tardar en contestarle; sabes que le molesta y sigues haciéndolo.

 Tú te lo guardas todo, nunca cuentas nada, le defiendes ante todo y todos. Pero tú entorno te conoce y lo  nota. Tus amigas te dicen que no te lo mereces, que le dejes que así no vas a ningún lado, que terminarás sola si sigues así. Tus padres que quieren recuperar a su hija, que no eres así, que nunca desobedecías; antes siempre tenías la sonrisa en la cara. No es normal que llores todos los días.

Al final termináis rompiendo. Tú no sabes que hacer. Aunque nadie te entienda estás enamorada de él. Mientras duró y te trató bien fue lo más bonito que tenías. Tu autoestima está por los suelos y tu inseguridad por las nubes, te sientes sola y además él sigue ahí, sin comer pero tampoco dejando que comas.

Esto no es amor. Esto es violencia de género. El amor no tiene que doler.

 

A día de hoy esta relación me ha provocado grandes problemas de inseguridad y autoestima, pero  conseguido salir de ella y seguir hacia delante y ahora soy más feliz que nunca.

Pues a veces es mucho más importante soltar la cuerda que agarrarla; y así fue.

Yo no quería reconocer lo que me estaba pasando. Esta persona me menospreciaba todos los días y yo seguía obcecada por él. Me distancié de mis amigos y familiares. Me encerré en mi burbuja y no quería salir de ella. Estaba muerta de miedo. Pero lo hice, y salí adelante. Lo más importante para superar esto es pedir ayuda.

De verdad te lo digo, si te sientes identificada con esta historia, cuenta lo que te ocurre; mucha gente va a estar dispuesta a ayudarte. Aunque creas que no puedes más, te aseguro que puedes y que eres mucho más fuerte de lo que crees.

Si por el contrario conoces a alguien que está sumergida en una relación tóxica, aunque tengas muchas ganas de enfadarte con ella porque no la entiendes, por favor, no lo hagas. Esa persona lo único que necesita es ayuda y compresión y sobre todo confianza, y enfadándote ella solo haces que se sumerja más en sí misma. Pide ayuda a un adulto o especialista.

Mi madre terminó llamando al Punto Municipal del Observatorio Regional de Violencia Género (916683017) y sin duda ha sido la mejor decisión que podía haber tomado. Allí encontrarás a mujeres increíbles que te harán ver la situación de otra manera y te ayudarán a seguir hacia delante.  También puedes contactar con ellas a través del correo violenciadegenero@mejoradadelcampo.org . O si no, llamar al 016.

Y ante todo,  contadlo, no estáis solas. Se puede superar. Encontraréis a muchísima gente en vuestro camino que os valore y os quiera como de verdad os merecéis. Muchísima fuerza. Por muy duro que parezca, al final del túnel siempre se encuentra la luz.