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Los objetivos educativos se ven amenazados por las situaciones de emergencia sanitaria, pero aún en situación de pandemia persisten los problemas asociados a la LGTBfobia e, incluso, se recrudecen por la situación de aislamiento.
La educación tiene como fin lograr un adecuado desarrollo cognitivo, social y emocional de menores y jóvenes. Así se estipula en el Artículo 29 de la Convención de los Derechos del Niño de Naciones Unidas, el Artículo 27 de la Constitución Española o la Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para la mejora de la calidad educativa.
Esta relevante función socializadora de los centros escolares se ve amenazada por el acoso escolar, conflicto cada vez más normalizado entre la juventud: 1 de cada 3 adolescentes sufren acoso escolar en el mundo, según el Instituto de Estadística de la UNESCO. Diversos estudios muestran como una de las principales causas para sufrir acoso escolar es ser o parecer lesbiana, gay, trans o bisexual (LGTB) o por no seguir las normas de género convencionales, es decir, también afecta a alumnado heterosexual que sus expresiones de género no se perciben como normativas). Este tipo de acoso se caracteriza por su alta frecuencia en la Comunidad de Madrid (el 60% de estudiantes afirman haberlo presenciado de manera frecuente) y se basa en la vigencia de prejuicios y actitudes discriminatorias sexistas y LGTBfóbicas. La consecuencia más alarmante es vinculación con altas tasas de abandono escolar e intentos de suicidio (40% de las víctimas lo han planificado y 22% lo ha intentado). COGAM desde el año 1994 ofrece talleres gratuitos para los centros escolares con el objetivo de prevenir este tipo de conflictos escolares.
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