Estos primeros días de enero muchos profesores y alumnos del IES los Olivos tenemos un pequeño vacío dentro, pues se ha jubilado un nuevo compañero (¡que racha llevamos; se están marchando muchas de nuestras leyendas!)

Él sólo llevaba en el instituto ¡17 años!, y sabemos que se merecía el descanso de poder estar a su aire y de investigar un poquito más en los libros antiguos de su pueblo, pero nosotros  echamos de menos a esa persona humilde en su sabiduría que igual se embarcaba en la tarea de organizar concursos de cuentos como en la realización de maquetas históricas.

El profe que se peleaba con los autocares para que las excursiones salieran siempre perfectas o el que, callado, organizaba la biblioteca luchando con el programa de acceso.

Ese es Juanjo, un MAESTRO (pues la palabra profesor se le queda pequeña)  que armaba caballeros en sus clases a la vez que luchaba para cuadrar el calendario de actividades extraescolares, cada cosa en su momento, con la terca paciencia del que sabe que está haciendo la cosas más importante del mundo en cada momento.

Por todo eso y por mil cosas más tenemos ese hueco dentro, aunque sabemos que todas sus palabras (y más que ellas, sus acciones) siempre estarán con nosotros en el día a día como plantas que él mismo sembró durante todos estos años y que nos han servido para ser un poco mejores y tenerlo (muchos alumnos, profes y padres que antes fueron también sus alumnos) como ejemplo para seguir adelante, despacio pero sin pararnos

Por todo eso y mil cosas más:

¡GRACIAS, JUANJO!